La Nutrición en la infancia y adolescencia Parte 1

El sobrepeso infantil provoca consecuencias para la salud, efectos que suelen pasar desapercibidos hasta que se hacen mayores, se asocia a un mayor riesgo del síndrome metabólico en la edad adulta (resistencia a la insulina, hipertensión arterial, alteración del metabolismo lipídico, etc.) que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes del tipo 2. Tienden a sufrir alteraciones respiratorias como la apnea del sueño, asma, problemas digestivos, cardiacos, neurológicos, endocrinos y dermatológicos. También suelen afrontar problemas psicológicos como ansiedad y depresión.

Un niño obeso tiene el 80% de posibilidades de seguir siéndolo cuando alcanza los 35 años y un adolescente con sobrepeso u obesidad, incluso si adelgaza en el futuro, incrementa su riesgo de mortalidad, especialmente por desencadenantes cardiovasculares.
Ponerlos a dieta es algo que conviene valorar con detenimiento, no siempre es bueno y cuando resulta necesario, hay que saber muy bien como hacerlo. Necesitan recibir una aportación de energía determinada cada día según la edad, sexo y tipo de actividad que practican y recortar calorías sin más, no es la solución. Lo importante es inculcar hábitos sanos, sabiendo qué alimentos son los más saludables y hay que comer todos los días y cuales se pueden tomar de vez en cuando en menor cantidad. Uno de los factores más importantes en la obesidad infantil es el familiar (el que se hereda de los padres.

La Asociación Española de Pediatría tiene unas tablas que indican lo que debe pesar y medir un niño, aproximadamente a cada edad. Para definir la obesidad hay varios patrones, el índice de masa corporal, que se calcula dividiendo el peso entre el cuadrado de la altura, es el más común pero engaña (no tiene en cuenta la proporción entre músculo y grasa). Por eso algunos especialistas utilizan en su lugar el porcentaje de grasa corporal, el exceso de esta define la obesidad, que se da cuando es superior al 25% en chicos y el 30% en chicas.

En ese momento, la dieta es ineludible y manda el sentido común:
- Evitar comer a deshora
- Incentivar el consumo de alimentos saludables y suprimir los superfluos y ultraprocesados
- No utilizar las comidas como recompensas
- Evitar los refrescos, bebidas azucaradas
- Evitar el picoteo entre horas siempre que no sea una fruta o yogür
- Comer despacio y en familia (sin pantalas)
- Eliminar del carro de la compra embutidos y otros derivados cárnicos como salchichas, hamburguesas, aperitivos salados
- Incrementar la actividad física a través del deporte en familia al aire libre

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