Los síntomas de las várices pueden incluir dolor, sensación de pesadez en las piernas, hinchazón y aparición de venas visibles bajo la piel. El tratamiento puede variar desde cambios en el estilo de vida y uso de medias de compresión hasta procedimientos médicos más invasivos, como la escleroterapia o la cirugía.
- Estadio I: el sistema venoso superficial se dilata progresivamente, variando de un individuo a otro según unos factores como estar de pie, sedentarismo, obesidad, etc.
- Estadio II: las varices, que eran hasta ahora asintomáticas, empiezan a provocar molestias:
+ Cansancio: relacionado por estar de pie de forma prolongada y el calor, sobre todo por la tarde. Cede caminando y con la elevación de las extremidades inferiores.
+ Pesadez: cede igual que el anterior.
+ Dolor: de distinta localización. Especialmente a lo largo de los trayectos venosos (pantorrillas, región perimaleolar, etc.).
+ Calambres: son muy frecuentes, más en las noches y en la región gemelar. Obligan a levantarse de la cama y pasear. El único tratamiento efectivo para estos está relacionado con la estabilización de la placa neuromuscular con quinina
+ Prurito: generalmente en la región perimaleolar y dorso del pie, zonas con más paquetes venosos. Cuando es muy importante obliga al rascado y puede originar problemas.
+ Edemas: es el signo de mayor importancia ya que representa el fracaso de los mecanismos de regulación del drenaje venoso, originando otros problemas En principio responde bien a la elevación de las extremidades inferiores, después se cronifica y no responde al tratamiento postural, por lo que no desaparece.
- Estadio III: situación de fracaso absoluto de los mecanismos de regulación del drenaje venoso, produciéndose la extravasación de hematíes al espacio intersticial. Se producen cambios en la coloración de la piel, que se vuelve parduzca. También se producen reacciones inflamatorias de la piel, lo que hace que aumenten más las distrofias cutáneas. Hay sufrimiento del tejido subcutáneo (hipodermitis).
- Estadío IV: es la consecuencia final de las alteraciones anteriores, apareciendo ulceraciones dolorosas principalmente en la región perimaleolar interna. A veces se sobreinfectan y aparecen reacciones eczematosas amplias.
Causas
- Obesidad: Unas piernas de contextura gruesa requieren mayor aporte sanguíneo por parte de las arterias, que luego tiene que ser drenado por las venas, lo que favorece la sobrecarga de estas y el fallo precoz.
- Sedentarismo: La bomba impulsora del retorno venoso son la almohadilla plantar y los músculos de las piernas; como el sedentarismo no favorece la contracción muscular ni la puesta en funcionamiento de la almohadilla plantar, se provoca un mayor estancamiento de sangre y una mayor sobrecarga valvular, lo que facilita la aparición de más varices.
- Trabajos prolongados de pie: Al igual que en el caso del sedentarismo, hay poco ejercicio muscular y, además, el sistema de retorno debe trabajar siempre en contra de la gravedad. Es bueno levantar las piernas y mantenerlas en alto.
- Anticonceptivos: Provocan retención de líquidos y también favorecen, de forma específica, el fallo de las válvulas de las venas reticulares.
- Antecedentes personales o familiares de varices o de trombosis venosa profunda.
- Antecedentes personales de traumatismo o cirugía de los miembros inferiores.
- Factores de riesgo de ateriopatía obliterante de los miembros inferiores: tabaquismo, hipertensión arterial e hipercolesterolemia.
Plantas medicinales, tratamientos de enfermedades: Las Varices, monográficos Parte 1
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