Se caracteriza por la presencia de manifestaciones clínicas dependientes del gluten, anticuerpos específicos de la enfermedad celiaca y enteropatía asociada a la malabsorción de nutrientes.
Sintomatología, diagnóstico y tratamiento
Los síntomas incluyen entre otros la pérdida de peso y apetito, fatiga, diarrea crónica, distensión y dolor abdominal, nauseas y vómitos, flatulencia, estreñimiento, retraso en el crecimiento en niños, anemia, dermatitis, cefalea y alteraciones nerviosas como depresión y ansiedad. Hay formas de celiaquía también difíciles de diagnosticar.
La enfermedad celiaca no se puede prevenir, pero hay que centrarse en los grupos de riesgo como familiares de enfermo celiaco, diabéticos de tipo I, síndrome de Down, enfermedades tiroideas, dermatitis herpetiforme, enfermedad hepática e intolerancia a la lactosa.
Muchos de los síntomas son inespecíficos y al asociarse con otra enfermedades , el paciente no le da la importancia que realmente tienen. Además en algunos casos la celiaquía se presenta con estreñimiento, siendo mal diagnosticada.
Hay unos test de autodiagnóstico que requieren prescripción médica, pero en todo caso sólo el médico puede hacer un diagnóstico definitivo, conjuntamente con los síntomas clínicos y datos de laboratorio (análisis de sangre y biopsia intestinal).
La enfermedad celiaca no se puede curar, el único tratamiento es dietético y se basa en la exclusión completa y permanente del gluten alimentario. Deben comenzar sólo bajo criterio médico y nunca retirarlo de la dieta hasta hacer la biopsia, ya que puede alterarse el resultado de dichas pruebas.
Entonces, tras el diagnóstico clínico de la celiaquía, es necesario eliminar por completo de la dieta la gliadina y por tanto, todos los cereales que contienen gluten: trigo, avena, cebada y centeno. En casi todos los casos, la enfermedad celiaca mejora al suprimir el gluten de la dieta (los síntomas disminuyen y se revierte la atrofia y las lesiones inflamatorias de la mucosa intestinal) y vuelve a aparecer cuando se reintroduce. Los signos y síntomas pueden tardar más tiempo en remitir según el daño intestinal.
Alimentos a evitar: harinas, pan, pastas, galletas, bizcochos y pasteles que contengan trigo (todas las especies de Triticum: trigo duro, espelta y kamut), centeno, cebada, avena y sus variedades híbridas, infusiones o bebidas preparadas a partir de cereales (cerveza, agua de cebada, licores, etc), y cualquier alimento de origen industrial que incluya cualquiera de estas harinas. Algunas personas con intolerancia al gluten pueden incluir avena en la dieta, pero debe estar especialmente procesada y no contener más de 20 mg/kg (ppm) de gluten.
Se debe promover una dieta equilibrada que cubra los requerimientos nutricionales y energéticos de cada paciente celiaco, que debe estar basada en alimentos frescos y naturales que en su origen no contienen gluten, tales como la leche y sus derivados, carnes, pescados, mariscos y huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, aceites y grasas (mantequilla), azúcar y miel, cereales sin gluten como el maíz y el arroz (y sus harinas), café en grano o molido, alimentos derivados de la soja, vinos y bebidas espumosas, sal y frutos secos crudos.
Enfermedades: La Enfermedad celiaca o celiaquía Parte 1
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