Las úlceras cutáneas son lesiones localizadas de la piel que implican la pérdida total de la epidermis y parte de la dermis e incluso la hipodermis, todo ello con escasa o nula tendencia a la cicatrización espontánea y que cuando se consigue sanar deja una cicatriz.
Estás pueden originarse por si solas o bien son originarias de otras lesiones de la piel, de carácter extenso o puntiforme (fístulas).
Si la ulceración es lineal, recibe el nombre de fisura, mientras que si afecta a una mucosa se llama afta. Son también úlceras, las lesiones originarias a la destrucción de una ampolla, que pueden ser más o menos extensas e implican un riesgo de infecciones si no se cuidan.
Antes de plantear cualquier acción sobre una úlcera, es fundamental actuar sobre los agenetes causales de la úlcera (directos como objetos, colchones, indirectos como enfermedades cutáneas y sistémicas favorecedoras).
Los apósitos proporcionan un microambiente desde la superficie a toda la herida, de forma que se produzca la cicatrización en las mejores condiciones posibles, en el menor tiempo y reduciendo al mínimo la posibilidad de infección. Entre ellos, nos encontramos con:
- Hidrocoloides
- Hidrogeles, que además de su función, contribuyen también a la reducción del edema
- Alginatos, que en contacto con la lesión, se origina un gel responsable del ambiente húmedo óptimo para que tenga lugar la cicatrización de la lesión.
- Espumas de poliuretano, impermeables a los líquidos y permeables al vapor de agua. No forman un gel coloidal y gracias a su estructura tridimensional interno son apósitos que redistribuyen las presiones, evitando la aparición de recidivas
El proceso de curación de una úlcera consta de 3 fases:
- Desbridamiento (de limpieza): En las lesiones con poco exudado, las opciones terapéuticas más habituales consiste en un desbridamiento de carácter enzimático o de carácter autolítico. El enzimático tiene el inconveniente de su posible citotoxicidad y la maceración de la piel perilesional, así como la obligación de realizar curas diarias. Los autolíticos como los hidrogeles, pueden permanecer varios días y utilizarse en combinación con otros apósitos aunque otros como el dextranómero, tiene el inconveniente de no digerir el tejido necrótico, sino que tan solo lo reabsorbe, y requiere realizar varias curas diarias
- Granulación (reconstrucción): La aparición del tejido de granulación es esencial para el proceso de cicatrización de la úlcera. La presencia de tejido necrótico va a impedir la cicatrización, por lo que deberá procederse a la limpieza periódica con suero salino y a la desbridación quirúrgica o química en caso necesario, aplicando posteriormente un antiséptico (clorhexidina, povidona iodada, permanganato potásico, peróxido de hidrogeno, son los más utilizados). La limpieza de la zona y la eliminación del tejido lesionado son esenciales para la curación de la lesión. Por ese motivo, si se trata de una lesión extensa, es importante el desbridamiento de la herida, la eliminación, fundamentalmente mediante procedimiento quirúrgico, del tejido desvitalizado o necrótico. En lesiones de menor entidad puede facilitarse con el empleo de agentes debridantes.
Los apósitos son necesarios para absorber los exudados, al tiempo que evitan la infección, proporcionando un ambiente húmedo que favorece la cicatrización y evita la formación de costras. Las gasas con parafinas o los preparados a base de carbohidratos proporcionan lechos hidrófilos inertes o polímeros yodados que liberan yodo a medida que absorben secrecciones.
Una parte esencial del tratamiento de las úlceras de origen venoso debe ir dirigido a corregir la alteración en el flujo del retorno venoso. La cirugía vascular permite en la actualidad esclerosar las venas varicosas o intervenir sobre las venas perforantes, si bien el efecto a largo plazo de estas intervenciones quirúrgicas no es espectacular. Los injertos de piel de espesor parcial resultan especialmente útiles en las úlceras de gran tamaño.
- Epitelización (resolución): Es recomendable la aplicación directa sobre la lesión de un apósito que cree un ambiente húmedo y no absorban exudado, como las láminas de poliuretano. También la utilización de la catalasa o la glicerina. El extracto de centella asiática contiene tres triterpenos (asiaticósido, ácido asiático y ácido madecásico) que incrementan la síntesis de tejido cicatrizal en las úlceras, favoreciendo la remodelación de la matriz de colágeno (en particular el asiaticósido tiene efecto preferencial sobre la síntesis de colágeno, pero todos los componentes activos aumentan la producción de glucosaminoglucanos).
Estás pueden originarse por si solas o bien son originarias de otras lesiones de la piel, de carácter extenso o puntiforme (fístulas).
Si la ulceración es lineal, recibe el nombre de fisura, mientras que si afecta a una mucosa se llama afta. Son también úlceras, las lesiones originarias a la destrucción de una ampolla, que pueden ser más o menos extensas e implican un riesgo de infecciones si no se cuidan.
Antes de plantear cualquier acción sobre una úlcera, es fundamental actuar sobre los agenetes causales de la úlcera (directos como objetos, colchones, indirectos como enfermedades cutáneas y sistémicas favorecedoras).
Los apósitos proporcionan un microambiente desde la superficie a toda la herida, de forma que se produzca la cicatrización en las mejores condiciones posibles, en el menor tiempo y reduciendo al mínimo la posibilidad de infección. Entre ellos, nos encontramos con:
- Hidrocoloides
- Hidrogeles, que además de su función, contribuyen también a la reducción del edema
- Alginatos, que en contacto con la lesión, se origina un gel responsable del ambiente húmedo óptimo para que tenga lugar la cicatrización de la lesión.
- Espumas de poliuretano, impermeables a los líquidos y permeables al vapor de agua. No forman un gel coloidal y gracias a su estructura tridimensional interno son apósitos que redistribuyen las presiones, evitando la aparición de recidivas
El proceso de curación de una úlcera consta de 3 fases:
- Desbridamiento (de limpieza): En las lesiones con poco exudado, las opciones terapéuticas más habituales consiste en un desbridamiento de carácter enzimático o de carácter autolítico. El enzimático tiene el inconveniente de su posible citotoxicidad y la maceración de la piel perilesional, así como la obligación de realizar curas diarias. Los autolíticos como los hidrogeles, pueden permanecer varios días y utilizarse en combinación con otros apósitos aunque otros como el dextranómero, tiene el inconveniente de no digerir el tejido necrótico, sino que tan solo lo reabsorbe, y requiere realizar varias curas diarias
- Granulación (reconstrucción): La aparición del tejido de granulación es esencial para el proceso de cicatrización de la úlcera. La presencia de tejido necrótico va a impedir la cicatrización, por lo que deberá procederse a la limpieza periódica con suero salino y a la desbridación quirúrgica o química en caso necesario, aplicando posteriormente un antiséptico (clorhexidina, povidona iodada, permanganato potásico, peróxido de hidrogeno, son los más utilizados). La limpieza de la zona y la eliminación del tejido lesionado son esenciales para la curación de la lesión. Por ese motivo, si se trata de una lesión extensa, es importante el desbridamiento de la herida, la eliminación, fundamentalmente mediante procedimiento quirúrgico, del tejido desvitalizado o necrótico. En lesiones de menor entidad puede facilitarse con el empleo de agentes debridantes.
Los apósitos son necesarios para absorber los exudados, al tiempo que evitan la infección, proporcionando un ambiente húmedo que favorece la cicatrización y evita la formación de costras. Las gasas con parafinas o los preparados a base de carbohidratos proporcionan lechos hidrófilos inertes o polímeros yodados que liberan yodo a medida que absorben secrecciones.
Una parte esencial del tratamiento de las úlceras de origen venoso debe ir dirigido a corregir la alteración en el flujo del retorno venoso. La cirugía vascular permite en la actualidad esclerosar las venas varicosas o intervenir sobre las venas perforantes, si bien el efecto a largo plazo de estas intervenciones quirúrgicas no es espectacular. Los injertos de piel de espesor parcial resultan especialmente útiles en las úlceras de gran tamaño.
- Epitelización (resolución): Es recomendable la aplicación directa sobre la lesión de un apósito que cree un ambiente húmedo y no absorban exudado, como las láminas de poliuretano. También la utilización de la catalasa o la glicerina. El extracto de centella asiática contiene tres triterpenos (asiaticósido, ácido asiático y ácido madecásico) que incrementan la síntesis de tejido cicatrizal en las úlceras, favoreciendo la remodelación de la matriz de colágeno (en particular el asiaticósido tiene efecto preferencial sobre la síntesis de colágeno, pero todos los componentes activos aumentan la producción de glucosaminoglucanos).
Plantas medicinales, tratamientos de enfermedades: Las Úlceras cutáneas, monográficos Parte 1
Plantas medicinales, tratamientos de enfermedades
Observaciones... Puedes descargar ésta publicación en formato pdf., en... El Mega Archivador. Puedes encontrar las referencias, la bibliografía empleada y además, todo sobre las plantas medicinales, en... nematodo.es
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