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viernes, 1 de octubre de 2021

El Aditivo E-171 (dióxido de titanio)

Está en el punto de mira de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud clasificándolo como un potencial carcinogénico por que lo diminuto de sus partículas hace posible que puedan atravesar las barreras fisiológicas de las células respiratorias, digestivas y cutáneas, y por tanto acumularse en algunos órganos, pero el como puede afectarnos está todavía en debate (en Francia en enero de 2020 no podrá usarse).
Un suministro regular de nanopartículas de óxido de titanio en pequeñas dosis, puede afectar por ejemplo a la mucosa intestinal, al cerebro, al corazón y a otros órganos internos, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar numerosas enfermedades, así como ayudar en el progreso de cáncer y tumores. En los estudios en ratones se ha visto que alteran el ciclo celular, provocan la constricción de las membranas nuclearesy la muerte de las células de los tejidos. Pueden causar daños en el ADN e interactuar con el epitelio del intestino delgado, responsable de la absorción de los nutrientes. También puede alterar la homeostasis de la glucosa y los lípidos en los animales.

Después de la exposición por diversas vías (principalmente por inhalación, inyección, contacto con la piel y absorción el tracto digestivo), se puede encontrar en diversos órganos internos como los pulmones, el tracto alimentario, el hígado, el corazón, el bazo, los riñones y el músculo cardiaco.
A esto, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria respondió  con una carta firmada por 23 expertos de su panel de aditivos alimentarios en los que reafirmaron su seguridad.

Las nanopartículas no son el enemigo, tienen un tamaño menor de 100 nanometros y se crean mediante la manipulación de la estructura química de los materiales.

Su potencial reside en que tienen propiedades distintas a la que la misma partícula tendría con un tamaño mayor. Hay más de 8700 productos de consumo que las contienen y 339 son alimentos. En concreto al que nos referimos se utiliza como blanqueador en salsas, quesos como la mozzarella, el azúcar glass etc. y para dar opacidad a muchos de los alimentos que consumimos como el chocolate, el caramelo o el café.

El concepto de nanotecnología se está extendiendo rápidamente y se espera que en un corto plazo de tiempo se presente una importante oferta de nuevos productos y envases basados en ella. Actualmente el objetivo de la industria alimentaria es centrarse en la obtención de nanoaditivos encapsulados, es decir, vitaminas, minerales, aceites y ácidos graso como omega 3, antioxidantes, extractos, compuestos bioactivos (aminoácidos) y aromas como el de menta, limón y el de tomillo, así como enzimas. La nanotecnología aplicada a la encapsulación de aditivos tiene múltiples aplicaciones para la industria alimentaria, como incrementar la vida útil de los productos, proteger los principios activos, mejorar las características sensoriales de los alimentos (color, sabor, textura, olor...) enriquecer los alimentos tradicionales. Solo la investigación y la experiencia hará comprender mejor los mecanismos de acción de los nanoalimentos y confirmar o no los esperados beneficios para la salud

Nutrición: El Aditivo E-171 (dióxido de titanio)
Nutrición
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