El hipo es habitual en lactantes y durante la infancia. Un episodio de hipo en bebes y niños sanos dura por lo general entre 10 y 15 minutos y no requiere atención médica. En pocas ocasiones es señal de una enfermedad grave. Si dura más de 48 horas, se aconseja buscar atención médica para descartar alteraciones digestivas, pulmonares, neurológicas o incluso psiquiátricas entre otras.
La aparición se relaciona con el cierre anticipado de la glotis, interrumpiendo la inspiración y provocando su sonido característico
Clasificación
Según su duración:
- Agudo, transitorio o autolimitado: cuando dura menos de 48 horas.
- Persistente: cuando se prolonga más allá de las 48 horas hasta un mes
- Intratable o incoercible: si dura más de un mes (aunque hay autores que no lo consideran como tal hasta que no supera los dos meses).
La más habitual es la benigna (el agudo), en la que en la mayoría de las veces no se conoce el motivo que lo provoca. El hipo persistente se asocia con causas digestivas, respiratorias o cardíacas, entre otras. La forma más grave que supera el mes, se relaciona con alteraciones neurológicas, sobre todo si el afectado es un niño, puede encubrir una irritación del nervio frénico o del nervio vago, patologías del sistema nervioso central, transtornos psiquiátricos, el consumo de determinados medicamentos o procesos infecciosos, tóxicos o metabólicos.
En niños es habitual el hipo de corta duración que no afecta a sus actividades cotidianas. No se conoce la causa concreta del hipo agudo, que es autolimitada y se resuelve de manera espontánea, no reviste gravedad, a no ser que tenga una duración superior a las 24 - 48 horas y afecte a la alimentación o al sueño. Cuando persiste más de 24 horas, es necesario acudir al médico para que descarte enfermedades como la meningitis, otitis media, bronquitis, asma e incluso la presencia de un cuero extraño en el oído. La Asociación Española de Pediatría informa que los episodios de hipo en bebés y en niños pequeños sanos en muy pocas ocasiones están relacionados con un problema de salud grave, por lo que hay que observar al bebé sin alarmarse y asegurarse de su bienestar es suficiente, no requiere mayores intervenciones, puesto que no les ocasiona ningún problema.
El hipo en los pequeños suele estar provocado por inmadurez del sistema nervioso, cualquier estímulo que irrite el diafragma como el reflujo fisiológico de la leche del estómago al esófago, por tragar aire (como un inadecuado agarre al pezón mientras mama o por una tetina con agujeros demasiado grande o demasiado pequeños, un cambio brusco de la temperatura ambiental). A partir de los seis meses, los episodios de hipo empiezan a disminuir.
No es raro que el hipo aparezca en las siguientes situaciones: después de reírse mucho y con ganas, comer demasiado rápido o mientras se habla animadamente, ingerir bebidas con gas e incluso después de haber bebido mucho alcohol. No existen evidencias científicas que sustenten las maniobras tradicionales de eliminarlo:
- Aguantar la respiración extendiendo el cuello
- Beber agua con rapidez
- Realizar una espiración forzada sin expulsar aire, con la boca y la nariz tapadas
- Hacer respiraciones rápidas y cortas
- Presión del puente nasal
- La compresión ocular
- El masaje digital rectal
- La presión en ambos conductos auditivos externos
- Un susto
Todas ellas están vinculadas a la sobreestimulación del nervio vago.
En cualquier caso, si el hipo persiste de manera prolongada o afecta a las actividades de la vida diaria (impide el descanso nocturno o la alimentación) y provoca cansancio o ansiedad, lo mejor es consultar con el médico
Enfermedades: El Hipo como enfermedad
La aparición se relaciona con el cierre anticipado de la glotis, interrumpiendo la inspiración y provocando su sonido característico
Clasificación
Según su duración:
- Agudo, transitorio o autolimitado: cuando dura menos de 48 horas.
- Persistente: cuando se prolonga más allá de las 48 horas hasta un mes
- Intratable o incoercible: si dura más de un mes (aunque hay autores que no lo consideran como tal hasta que no supera los dos meses).
La más habitual es la benigna (el agudo), en la que en la mayoría de las veces no se conoce el motivo que lo provoca. El hipo persistente se asocia con causas digestivas, respiratorias o cardíacas, entre otras. La forma más grave que supera el mes, se relaciona con alteraciones neurológicas, sobre todo si el afectado es un niño, puede encubrir una irritación del nervio frénico o del nervio vago, patologías del sistema nervioso central, transtornos psiquiátricos, el consumo de determinados medicamentos o procesos infecciosos, tóxicos o metabólicos.
En niños es habitual el hipo de corta duración que no afecta a sus actividades cotidianas. No se conoce la causa concreta del hipo agudo, que es autolimitada y se resuelve de manera espontánea, no reviste gravedad, a no ser que tenga una duración superior a las 24 - 48 horas y afecte a la alimentación o al sueño. Cuando persiste más de 24 horas, es necesario acudir al médico para que descarte enfermedades como la meningitis, otitis media, bronquitis, asma e incluso la presencia de un cuero extraño en el oído. La Asociación Española de Pediatría informa que los episodios de hipo en bebés y en niños pequeños sanos en muy pocas ocasiones están relacionados con un problema de salud grave, por lo que hay que observar al bebé sin alarmarse y asegurarse de su bienestar es suficiente, no requiere mayores intervenciones, puesto que no les ocasiona ningún problema.
El hipo en los pequeños suele estar provocado por inmadurez del sistema nervioso, cualquier estímulo que irrite el diafragma como el reflujo fisiológico de la leche del estómago al esófago, por tragar aire (como un inadecuado agarre al pezón mientras mama o por una tetina con agujeros demasiado grande o demasiado pequeños, un cambio brusco de la temperatura ambiental). A partir de los seis meses, los episodios de hipo empiezan a disminuir.
No es raro que el hipo aparezca en las siguientes situaciones: después de reírse mucho y con ganas, comer demasiado rápido o mientras se habla animadamente, ingerir bebidas con gas e incluso después de haber bebido mucho alcohol. No existen evidencias científicas que sustenten las maniobras tradicionales de eliminarlo:
- Aguantar la respiración extendiendo el cuello
- Beber agua con rapidez
- Realizar una espiración forzada sin expulsar aire, con la boca y la nariz tapadas
- Hacer respiraciones rápidas y cortas
- Presión del puente nasal
- La compresión ocular
- El masaje digital rectal
- La presión en ambos conductos auditivos externos
- Un susto
Todas ellas están vinculadas a la sobreestimulación del nervio vago.
En cualquier caso, si el hipo persiste de manera prolongada o afecta a las actividades de la vida diaria (impide el descanso nocturno o la alimentación) y provoca cansancio o ansiedad, lo mejor es consultar con el médico
Enfermedades: El Hipo como enfermedad
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