- Antiepilépticos
La propia epilepsia, si no está adecuadamente controlada es un motivo de contraindicación para la conducción de automóviles. Y por otro lado, la mayoría de los antiepilépticos utilizados son responsables de una elevada incidencia de efectos adversos susceptibles de complicar sustancialmente la conducción, tales como ataxia (descoordinación motriz), letargo, somnolencia o estados de confusión o aturdimiento.
La idea prevalente en la actualidad es ir cambiando de fármaco hasta encontrar el adecuado, lo que supone un periodo de latencia en lo que a contraindicación se refiere, hasta comprobar los efectos específicos de cada tratamiento en el paciente.
La sustitución de uno por otro fármaco requiere, en cualquier caso, un periodo de coexistencia del tratamiento, hasta alcanzar la dosis óptima del segundo fármaco. Esto implica dos tipos de riesgo: interacciones clínicamente importantes durante la coexistencia del tratamiento, con riesgo de pérdidas de efectos (crisis epilépticas) o de potenciación de los efectos adversos neurológicos, así como la posibilidad de crisis epilépticas de rebote. En general, se recomienda una retirada muy gradual de la medicación una vez se controla la patología.
- Antiparkinsonianos
Los pacientes con Parkinson no son un buen candidato para conducir automoviles o manejar maquinaria de precisión por la discapacidad para desarrollar adecuadamente movimientos con la rapidez y precisión adecuada, aunque muchos pacientes consiguen reducir o incluso anular durante periodos más o menos largos las condiciones patológicas con la medicación adecuada. En estos pacientes hay que tener en cuenta las posibles fluctuaciones en la respuesta motriz (inmovilidad, acinesia, bloqueos motrices, temblores, etc..
La incidencia de efectos adversos de tipo neurológico en los medicamentos Antiparkinsonianos es muy elevada, tales como movimientos involuntarios, confusión, alucinaciones e hipotensión ortostática, entre otros.
- Antipsicóticos
En general, los pacientes con esquizofrenia u otros cuadros de naturaleza psicótica no deberían conducir, salvo en aquellos casos adecuadamente estabilizados. Aun así, parece recomendable que este tipo de pacientes adopten precauciones especiales (viajar acompañados, moderar la velocidad, evitar las horas punta y los viajes nocturnos, etc.)
Los fármacos Antipsicóticos producen en general efectos adversos neurológicos frecuentes y moderadamente importantes. En la mayor parte de los casos, los efectos adversos son una prolongación de la acción farmacológica, siendo el más característico la somnolencia. Ocasionalmente al inicio del tratamiento pueden manifestarse síntomas extrapiramidales como parkinsonismo, acatisia y distonía.
- Antihistamínicos (H1)
Los Antihistamínicos junto con las Benzodiazepinas son los medicamentos que más frecuentemente se encuentran en la sangre de las víctimas de accidentes y no sólo de tráfico. Los Antihistamínicos clásicos tienen dos efectos secundarios claros: la acción anticolinérgica y la capacidad para producir somnolencia. Se han desarrollado antihistamínicos que carecen de acción anticolinérgica y atraviesan mal la barrera hematoencefálica, por lo que producen menos somnolencia (como la Cetirizina, Desloratadina, Ebastina, Loratadina, entre otros). Algunos Antihistamínicos utilizados para prevenir el mareo cinético, como Dimenhidrato producen una intensa somnolencia.
Hay que tener en cuenta que los pacientes que los pacientes que utilizan Antihistamínicos "sedantes" frecuentemente no son conscientes de la somnolencia que producen ni el resto de sus efectos psicomotrices. El hecho de que los Antihistamínicos sean utilizados mayoritariamente para enfermedades y síntomas no relacionados con el sistema nervioso (como la alergia al polen u otras condiciones relacionadas) contribuye a confundir a los pacientes no informados. También hay que tener en cuenta que existe un alto nivel de variación interindividual en la respuesta a este tipo de medicamentos.
- Antidiabéticos
La conducción de un vehículo puede verse afectada por las alteraciones cognitivas resultantes de un episodio de hipoglucemia (más frecuentes con insulinas y sulfonilureas). Las recomendaciones básicas para la conducción por parte de los pacientes diabéticos es que controlen frecuentemente su glucemia, conozcan perfectamente los síntomas asociados a la hipoglucemia y estén preparados para actuar con rapidez.
La propia epilepsia, si no está adecuadamente controlada es un motivo de contraindicación para la conducción de automóviles. Y por otro lado, la mayoría de los antiepilépticos utilizados son responsables de una elevada incidencia de efectos adversos susceptibles de complicar sustancialmente la conducción, tales como ataxia (descoordinación motriz), letargo, somnolencia o estados de confusión o aturdimiento.
La idea prevalente en la actualidad es ir cambiando de fármaco hasta encontrar el adecuado, lo que supone un periodo de latencia en lo que a contraindicación se refiere, hasta comprobar los efectos específicos de cada tratamiento en el paciente.
La sustitución de uno por otro fármaco requiere, en cualquier caso, un periodo de coexistencia del tratamiento, hasta alcanzar la dosis óptima del segundo fármaco. Esto implica dos tipos de riesgo: interacciones clínicamente importantes durante la coexistencia del tratamiento, con riesgo de pérdidas de efectos (crisis epilépticas) o de potenciación de los efectos adversos neurológicos, así como la posibilidad de crisis epilépticas de rebote. En general, se recomienda una retirada muy gradual de la medicación una vez se controla la patología.
- Antiparkinsonianos
Los pacientes con Parkinson no son un buen candidato para conducir automoviles o manejar maquinaria de precisión por la discapacidad para desarrollar adecuadamente movimientos con la rapidez y precisión adecuada, aunque muchos pacientes consiguen reducir o incluso anular durante periodos más o menos largos las condiciones patológicas con la medicación adecuada. En estos pacientes hay que tener en cuenta las posibles fluctuaciones en la respuesta motriz (inmovilidad, acinesia, bloqueos motrices, temblores, etc..
La incidencia de efectos adversos de tipo neurológico en los medicamentos Antiparkinsonianos es muy elevada, tales como movimientos involuntarios, confusión, alucinaciones e hipotensión ortostática, entre otros.
- Antipsicóticos
En general, los pacientes con esquizofrenia u otros cuadros de naturaleza psicótica no deberían conducir, salvo en aquellos casos adecuadamente estabilizados. Aun así, parece recomendable que este tipo de pacientes adopten precauciones especiales (viajar acompañados, moderar la velocidad, evitar las horas punta y los viajes nocturnos, etc.)
Los fármacos Antipsicóticos producen en general efectos adversos neurológicos frecuentes y moderadamente importantes. En la mayor parte de los casos, los efectos adversos son una prolongación de la acción farmacológica, siendo el más característico la somnolencia. Ocasionalmente al inicio del tratamiento pueden manifestarse síntomas extrapiramidales como parkinsonismo, acatisia y distonía.
- Antihistamínicos (H1)
Los Antihistamínicos junto con las Benzodiazepinas son los medicamentos que más frecuentemente se encuentran en la sangre de las víctimas de accidentes y no sólo de tráfico. Los Antihistamínicos clásicos tienen dos efectos secundarios claros: la acción anticolinérgica y la capacidad para producir somnolencia. Se han desarrollado antihistamínicos que carecen de acción anticolinérgica y atraviesan mal la barrera hematoencefálica, por lo que producen menos somnolencia (como la Cetirizina, Desloratadina, Ebastina, Loratadina, entre otros). Algunos Antihistamínicos utilizados para prevenir el mareo cinético, como Dimenhidrato producen una intensa somnolencia.
Hay que tener en cuenta que los pacientes que los pacientes que utilizan Antihistamínicos "sedantes" frecuentemente no son conscientes de la somnolencia que producen ni el resto de sus efectos psicomotrices. El hecho de que los Antihistamínicos sean utilizados mayoritariamente para enfermedades y síntomas no relacionados con el sistema nervioso (como la alergia al polen u otras condiciones relacionadas) contribuye a confundir a los pacientes no informados. También hay que tener en cuenta que existe un alto nivel de variación interindividual en la respuesta a este tipo de medicamentos.
- Antidiabéticos
La conducción de un vehículo puede verse afectada por las alteraciones cognitivas resultantes de un episodio de hipoglucemia (más frecuentes con insulinas y sulfonilureas). Las recomendaciones básicas para la conducción por parte de los pacientes diabéticos es que controlen frecuentemente su glucemia, conozcan perfectamente los síntomas asociados a la hipoglucemia y estén preparados para actuar con rapidez.
Medicamentos: Los Medicamentos y la Conducción Parte 3
Grupo de medicamentos: DigestivoObservaciones... Puedes encontrar las referencias, la bibliografía empleada y además, descargar ésta publicación en formato pdf., en... El Mega Archivador