Cuando esto ocurre, se produce una reducción de la producción ovárica de estradiol y de inhibina, hormonas esenciales en el retrocontrol inhibitorio sobre el hipotálamo. Con ello la liberación de hormona folículo estimulante (FSH) a partir de la hipófisis deja de estar frenada, aumentando sus niveles junto con los de hormona luteinizante o LH.
La menopausia significa el último ciclo menstrual, de la misma manera que la menarquía significa el primero. Aunque es utilizado este término para agrupar los años previos y los posteriores a este evento fisiológico. Se le llama a estas fases de la vida de la mujer como climaterio o simplemente de cambio de vida en lo que supone la pérdida de la capacidad para concebir hijos.
Las fases del climaterio son:
- Premenopausia, que comienza entre cinco y diez años antes del último periodo menstrual, periodo de tiempo durante el cual la producción hormonal de los ovarios va declinando de forma paulatina, hasta tal punto que los ovarios se tornan más pequeños y ligeros, mientras que los vasos sanguíneos que los irrigan van atrofiándose. Cada vez van quedando menos folículos y en ocasiones no llegan a madurar en cada ciclo, de tal manera que hay ciclos anovulatorios alternando irregularmente con otros normales, y con una duración variable de los periodos menstruales. La aparición de este tipo de irregularidades menstruales suele ser el primer indicativo de que la mujer entra en la fase premenopausica
- Perimenopausia, que es la fase que supone la transición real de la mujer al estado de esterilidad fisiológica. Suele comenzar un año antes o menos de la última menstruación, generalmente acompañado por algunos de los síntomas característicos climatéricos, finalizando alrededor de un año después de la última menstruación.
- Posmenopausia, que comienza con el final de la perimenopausia y se suele dar por acabada en torno a los 65 años de edad de la mujer.
El último periodo menstrual se suele producir entre los 50 y los 54 años, aunque no son raras otras edades desde los 47 hasta los 57 años. Esto depende de múltiples factores (hereditarios, historial patológico, embarazos, actividad laboral, entorno de vida, etc.), aunque los hereditarios parecen prevalecer sobre los otros.
Dado que la mayoría de los problemas relacionados con el climaterio son debidos al déficit creciente de estrógenos que se produce en la mujer, el tratamiento está dirigido a suministrar estas hormonas de forma exógena para compensar la deficiente producción endógena. A esto se le conoce como terapia de restauración hormonal (TRH) o terapia hormonal sustitutiva (THS), de la que existen dos formas:
- Monoterapia estrogénica: Se utilizan solo estrógenos, solo se emplea en mujeres en las que se les ha estirpado el útero, puesto que los estrógenos en solitario podía provocar una hiperactivación del endometrio uterino.
- Terapia combinada: Se basa en la combinación de un estrógeno y un progestágeno. Su finalidad es evitar la hiperestimulación endometrial estrogénica, mediante la utilización de un progestágeno en dosis adecuadas. Aquellas mujeres en las que hay un predominio de efectos androgénicos (hirsutismo, vello facial, voz más grave, redistribución androgénica de la masa corporal. etc.) se emplean progestágenos con actividad antiandrogénica (como Dienogest, Ciproterona o Nomegestrol). Existen dos modalidades de terapia combinada:
+ Terapia continua: Se utiliza de forma permanente la combinación de estrógeno y progestágeno, sin ningún periodo de descanso. Se utiliza en la postmenopausia así como en casos de metrorragia (hemorragia menstrual excesiva) o en general, cuando se quiere evitar la hemorragia menstrual propia de la terapia secuencial.
+ Terapia secuencial: El componente estrogénico se administra sin progestágeno asociado durante la primera fase del ciclo, añadiéndose este último durante la segunda fase. Tras completar el ciclo, se realiza un descanso de unos días, sin ningún tipo de hormonas, durante el cual suele producirse la hemorragia menstrual. Este tipo de tratamiento suele emplearse más típicamente durante la pre- y perimenopausia, facilitando la regulación de la menstruación.
La duración de la terapia hormonal sustitutiva es variable y depende de las características fisiopatológicas de cada mujer. Tradicionalmente este tratamiento dura lo que los síntomas climatéricos. Si se usa con finalidad preventiva, la duración mínima considerada eficaz es del orden de 5 años, aunque no es infrecuente que se emplee desde los primeros síntomas menopausicos hasta los 65 años, en que se estima finalizada definitivamente todo el proceso de transición ginecológica de la mujer.
Actividad hormonal de los progestágenos
- Progesterona: (antiandrogénica), (glucocorticoide), antimineralcorticoide
- Dienogest: antiandrogénica
- Nomegestrol: antiandrogénica
- Ciproterona: antiandrogénica, (glucocorticoide)
- Neretisterona: (estrogénica)
- Levonorgestrel: antindrogénica
- Tibolona: (estrogénica), androgénica,
- Medroxiprogesterona: (androgénica), glucocorticoide
Medicamentos: Combinaciones de Estrógenos y Progestágenos
Grupos de medicamentos: Genitourinario
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