Son variaciones moleculares de los Andrógenos donde se han intentado disociar la acción anabolizante del efecto de la hormona sexual.
Tenemos:
- Anabolizantes hormonales derivados del Androstano, como Metenolona (inyectable) y Estanozolol (oral).
- Anabolizantes hormonales derivados del Estreno como Nandrolona (inyectable).
En el empleo clínico todos tienen acción androgénica significativa, aunque sea inferior a la de los compuestos clasificados propiamente como Andrógenos.
A efectos prácticos son todos equivalentes, aunque se diferencian en la relación Anabolizante/Andrógenos. De ellos el Estanozolol (en esa relación) es el más favorable. Y la distinción fundamental es la vía de administración. Los preparados orales son más cómodos de administrar, pero tienen un ligero riesgo de hepatotoxicidad. Los Anabolizantes alquil-sustituidos (como es Estanozolol) pueden producir alteraciones de los parámetros del funcionalismo hepático, y en raras ocasiones ictericia colestática reversible y debe evitarse su empleo en casos de insuficiencia hepática.
El efecto anabolizante precisa de una porte dietético suficiente en proteínas y calorías. La utilidad principal se encuentra en las alteraciones del metabolismo proteico (con pérdida de masa muscular). Aunque no existe demasiada evidencia que aceleren la recuperación, los Anabolizantes hormonales pueden disminuir o revertir el balance nitrogenado negativo, producen sensación de bienestar y a veces aumento del apetito. Por ello, son medicamentos a tener en consideración, sobre todo en estados terminales donde los posibles efectos secundarios no tienen relevancia. En cuadros de anorexia o desnutrición no asociados a procesos patológicos graves tiene en general poca justificación y deben ser reservados a casos muy seleccionados donde existan expectativas razonables de beneficio para el paciente.
Anabolizantes en la infancia
Debido al riesgo de retraso en el crecimiento y virilización, no es recomendable el uso indiscriminado de Anabolizantes en niños. Se han utilizado con muchas precauciones, en casos de retraso constitucional del crecimiento infantil. Es más un efecto androgénico que anabolizante, por que el efecto del tratamiento es disparar la aceleración brusca del crecimiento que se ve normalmente en la pubertad.
En esta aplicación, los Andrógenos son armas de doble filo por que también provocan el cierre de las epífisis de los huesos largos, que en circunstancias normales se produce al terminar la pubertad. Ambos efectos son independientes, de tal forma que puede existir respuesta pobre en el crecimiento y evolución rápida de la edad ósea. Por tanto, en este caso el resultado del tratamiento no sería otro que el de consolidar la baja estatura.
Lo interesante reside en ajustar la dosis de tal forma que el incremento en la edad ósea no exceda al de la edad cronológica. Los controles suelen ser radiográficos.
El diagnóstico debe ser preciso, excluyendo otras causas de retraso del crecimiento y en general, no está justificado tratar a menores de doce años y las niñas deben ser objeto de especial consideración por riesgo de virilización. También hay que tener en cuenta, que los retrasos en la pubertad suelen ser transitorios, muchos niños de estatura inferior a la normal a los 14 años, van a experimentar a los 18 la aceleración del crecimiento, y alcanzarán estatura adulta normal a los 20 años. Es una medida prudente remitir los casos de retraso de crecimiento a equipos médicos experimentados en diagnóstico y tratamiento.
Tenemos:
- Anabolizantes hormonales derivados del Androstano, como Metenolona (inyectable) y Estanozolol (oral).
- Anabolizantes hormonales derivados del Estreno como Nandrolona (inyectable).
En el empleo clínico todos tienen acción androgénica significativa, aunque sea inferior a la de los compuestos clasificados propiamente como Andrógenos.
A efectos prácticos son todos equivalentes, aunque se diferencian en la relación Anabolizante/Andrógenos. De ellos el Estanozolol (en esa relación) es el más favorable. Y la distinción fundamental es la vía de administración. Los preparados orales son más cómodos de administrar, pero tienen un ligero riesgo de hepatotoxicidad. Los Anabolizantes alquil-sustituidos (como es Estanozolol) pueden producir alteraciones de los parámetros del funcionalismo hepático, y en raras ocasiones ictericia colestática reversible y debe evitarse su empleo en casos de insuficiencia hepática.
El efecto anabolizante precisa de una porte dietético suficiente en proteínas y calorías. La utilidad principal se encuentra en las alteraciones del metabolismo proteico (con pérdida de masa muscular). Aunque no existe demasiada evidencia que aceleren la recuperación, los Anabolizantes hormonales pueden disminuir o revertir el balance nitrogenado negativo, producen sensación de bienestar y a veces aumento del apetito. Por ello, son medicamentos a tener en consideración, sobre todo en estados terminales donde los posibles efectos secundarios no tienen relevancia. En cuadros de anorexia o desnutrición no asociados a procesos patológicos graves tiene en general poca justificación y deben ser reservados a casos muy seleccionados donde existan expectativas razonables de beneficio para el paciente.
Anabolizantes en la infancia
Debido al riesgo de retraso en el crecimiento y virilización, no es recomendable el uso indiscriminado de Anabolizantes en niños. Se han utilizado con muchas precauciones, en casos de retraso constitucional del crecimiento infantil. Es más un efecto androgénico que anabolizante, por que el efecto del tratamiento es disparar la aceleración brusca del crecimiento que se ve normalmente en la pubertad.
En esta aplicación, los Andrógenos son armas de doble filo por que también provocan el cierre de las epífisis de los huesos largos, que en circunstancias normales se produce al terminar la pubertad. Ambos efectos son independientes, de tal forma que puede existir respuesta pobre en el crecimiento y evolución rápida de la edad ósea. Por tanto, en este caso el resultado del tratamiento no sería otro que el de consolidar la baja estatura.
Lo interesante reside en ajustar la dosis de tal forma que el incremento en la edad ósea no exceda al de la edad cronológica. Los controles suelen ser radiográficos.
El diagnóstico debe ser preciso, excluyendo otras causas de retraso del crecimiento y en general, no está justificado tratar a menores de doce años y las niñas deben ser objeto de especial consideración por riesgo de virilización. También hay que tener en cuenta, que los retrasos en la pubertad suelen ser transitorios, muchos niños de estatura inferior a la normal a los 14 años, van a experimentar a los 18 la aceleración del crecimiento, y alcanzarán estatura adulta normal a los 20 años. Es una medida prudente remitir los casos de retraso de crecimiento a equipos médicos experimentados en diagnóstico y tratamiento.
Medicamentos: Los Anabolizantes hormonales
Grupos de medicamentos: Digestivo
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